Una de mis cosas favoritas de la Navidad es que en cada lugar del mundo cambia. Aquí en España esperamos a los Tres Reyes Magos, mientras que en otros países... la Navidad es bastante más oscura y terrorífica (y lo adoro!!).
En Islandia, por ejemplo, es a Grýla a quién hay que temer cuando se acercan las fiestas... La leyenda la sitúa en una cueva, apartada en las montañas, desde dónde ataca pueblos, roba niños y niñas que se han portado mal y gobierna a sus criaturas extrañas.
Hay referencias a esta bruja desde el siglo XIII, en poemas y sagas en los que hacen referencia a ella bajando de la montaña para matar niños. En Islandia, la Navidad, mi Yuletide, es conocida como Jól, una festividad de invierno, al igual que las otras al fin y al cabo. Sin embargo, tiene unas connotaciones más siniestras. Recordemos las pocas horas de sol de Islandia, que podrían haber contribuido a crear estas leyendas.
Grýla se traduce como "gruñidor", por los sonidos que imaginamos debe hacer esta bruja de Jól. También coinciden las leyendas en que tenía cola, o varias de hecho, y un saco para llevarse a las niñas y los niños. Es parte de su imaginario que esta bruja se había comido a alguno de sus maridos al aburrirse de él, así como un gato enorme que se comía a las personas que no tenían ropa nueva (imaginaréis que en Islandia es tradición comprarse calcetines o cualquier otra cosa para Jól). Pero no solamente eso, Grýla tendría 13 hijos, los Yule Lads, traviesos y malvados, que visitarían los hogares islandeses para molestar a las personas, cada uno de ellos con una manía y predilección distinta.
Toda esta reunión entre bruja, Yule Cat y Yule Lads se dio durante el siglo XIX, antes de ello, Grýla era considerada la llegada del invierno, un ser oscuro que representaba la temporada, el frío y la nieve.
Y en el siglo XX, Santa Claus se extendió por el mundo. Las representaciones de los Yule Lads cambiaron también; grandes barrigones, trajes rojizos y blancos, bigotes que antes eran de troll, ahora más frondosos. Y por supuesto, ahora dejaban regalos.
Por suerte, el Museo Nacional de Islandia, junto con otros colectivos, han tratado de recuperar a sus tradiciones Yule Lads y que Grýla no decaiga. Para ello, han rescatado los colores de la lana local para las ropas de estos trolls, negros y marrones. Se les puede ver en el Museo cantando para las visitas.
Y esperemos que esta bruja y sus acompañantes de mantengan vivos, reales y auténticos en las frías tierras de Islandia, cuidando de su tradición y folclore, que tan importantes son. La variedad, la diferencia cultural, es la belleza del mundo en el que vivimos.
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